No quiero verte, no quiero leerte, no quiero saber de ti en estos momentos. Las cosas van demasiado bien y estoy prestando atención... a todo. Presto atención a la magia, al cielo, al suelo, a la risa y a la vida, presto atención al medio que me vio crecer, que me vio llorar y que me ve hacer mis sueños realidad. Y en medio de todo aquello, no cabes tú, no existes tú, ¿quién eres tú? Eres el miedo y la sombra, la lluvia ácida, el vuelo enfermo. Eres la razón y la ley. Eres lo que en mi vida más hice y lo que en mi vida más odié. Eres, finalmente, la certeza que voy dejando atrás, la mentira que voy enterrando para creer que lo que siento es verdad, para sentir que lo que creo es verdad, para encontrar una razón sin razón, para encontrar la magia que intentaste ocultar, para vivir en los castillos que tus guerras destruyeron, y para montar los blancos corceles que tu negra existencia no pudo manchar.
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