viernes, 24 de octubre de 2008

Ser

Somos extranjeros en nuestra propia tierra, buscando y sin hallarlo aire para respirar, sin darnos cuenta de que en nuestra búsqueda, lo estamos contaminando más.
Somos aventureros sin tierra que explorar, buscamos experiencias y buscamos libertad; tenemos tanto miedo hasta de respirar, pues sabemos que en nuestro intento, desconocemos más y más.
Somos embusteros en busca de verdad, de tierras peligrosas, de aire a respirar; somos embusteros que ni han podido engañar a sus tristes, pobres almas, y ahora quieren reiniciar.
Somos tristes, somos huecos, somos cirros, somos viento; somos polvo, somos nada, estamos solos, sin morada; somos piedras sin camino, y palabras sin sus libros, somos casas sin vecinos, somos vidas sin destino.
Somos el silencio que espera ser violado, somos el perdón que espera ser usado, somos el amor que tanto ha pensado, somos el pensamiento que ya se ha suicidado.
Somos la tormenta, somos la confusión, somos la garra, somos la pasión. Somos la incongruencia de un verano mal soleado, somos la normalidad de un otoño olvidado.
Soy quien quiere y soy quien ama, soy quien llora y soy quien clama. Soy la niña, soy la dama, soy la chispa, soy la flama. Soy quien quiero, soy quien puedo, soy quien debo, soy quien pienso.
Soy ahora, sí lo intento. Soy ahora, te lo ruego. Soy quien escribe, para no ser leída. Soy quien espera la llamada perdida. Soy quien piensa, soy quien olvida, soy quien escribe para sentirse viva.

domingo, 5 de octubre de 2008

El mundo en ti

Una mirada,
Una palabra,
Un mundo…
Un mundo en el vaivén de tus cabellos
En el reflejo de tus ojos
Y los cálidos carmines en los pliegues de tus labios
Un mundo,
¡¡Si, un mundo!!
En el cual el viento viaja en el suave soplo de un suspiro
Y el mar golpea con la fragilidad de una lágrima,
Un mundo en el que los horizontes no son sino las caderas de tu sombra,
Y el alba, la progresión de tus sosegados pasos,

tan etéreos, tan estudiados, tan tuyos.
Y yo enloquezco,

caminando y observando tu cintura embravecida,
esa engalanada sonrisa y tus mejillas carmesí,
que al compás de la noche me invitan a carmenar el misterio de tu boca
y descifrar en tu sangre cada gota;
en tu piel, cada fragmento
y en tu alma, cada deseo;
aquello que me ha hechizado,
aquello que me ha cautivado,
aquello que encontré solo en ti… ese mundo solo en ti.