Ya tomé mi café

Lo mejor que me podría pasar en esta vida sería morir antes que tú. De esa manera, tendría la gran fortuna de que hablaras de mi, con ese tono tan emblemático y esa voz tan honorífica, que me inmortalizarías en el pensamiento de todos y mi nombre resonaría en los oídos de generaciones; y entonces, gracias a ti, mi muerte se convertiría en lo mejor que me pudo haber pasado en la vida.

No suelo hacer dedicaciones, pero la ocasión lo amerita...
Esto va para ti abue, TE AMO

creando un momento

Mira mis ojos
Toma mis manos
Besa mis labios
No vayas atrás...
Recorre mi cintura
Con tus imponentes manos
Y con tus seductores brazos
Estréchame hacia a ti
No pienses en el mundo
En la incansable gente
Que nunca ha sentido
Lo que es un amor así
No escuches más los ruidos
Que vienen desde afuera
Escucha aquellos sólo
Que hacemos tu y yo
El ruido de mi alma
Feroz y liberada
Que solamente piensa
En tu respirar
Y el ruido de tu boca
Que grita silenciada
Pidiéndome en secreto
Otro beso más
Un beso de las almas
Un beso esencial
Un beso en silencio
Y no en oscuridad

Porque todo va bien

No quiero verte, no quiero leerte, no quiero saber de ti en estos momentos. Las cosas van demasiado bien y estoy prestando atención... a todo. Presto atención a la magia, al cielo, al suelo, a la risa y a la vida, presto atención al medio que me vio crecer, que me vio llorar y que me ve hacer mis sueños realidad. Y en medio de todo aquello, no cabes tú, no existes tú, ¿quién eres tú? Eres el miedo y la sombra, la lluvia ácida, el vuelo enfermo. Eres la razón y la ley. Eres lo que en mi vida más hice y lo que en mi vida más odié. Eres, finalmente, la certeza que voy dejando atrás, la mentira que voy enterrando para creer que lo que siento es verdad, para sentir que lo que creo es verdad, para encontrar una razón sin razón, para encontrar la magia que intentaste ocultar, para vivir en los castillos que tus guerras destruyeron, y para montar los blancos corceles que tu negra existencia no pudo manchar.

Mi pluma

No te encuentro, pluma.
La noche está muy fría,
mis manos aún no olvidan
ni quieren olvidar
tus besos, tus caricias,
tus sueños, tus sonrisas
y hoy todo lo que quieren
es volverte a bien rimar.
Y buscan esa hoja
de seda enamorada
y el tintero adecuado
para poderte plasmar,
en sueños o en palabras,
con letras o con cábalas,
pero hoy todo lo que quieren
es volverte a bien rimar.
Ya están desesperadas,
sudan frío por las noches
y no logran encontrarte
en la oscuridad
y en el día ellas viven
y recorren más tu cuerpo
pues hoy todo lo que quieren
es volverte a bien rimar.
Regresan glamourosas,
casi nuevas y esbozadas,
pobrecillas desdichadas,
que no pueden olvidar;
y otra vez la misma historia,
tienen mucho que contar
y hoy todo lo que quieren
es volverte a bien rimar
Pero... no te encuentro pluma
Te necesito un poco más.

Tus labios

¿Labios? ¡¡Los tuyos!!
Porque sé lo que eso implica: recorrer tus mejillas,
sentir tu perfecta nariz,
descansar en tus ojos, endulzando tus sueños;
y termino en tu pelo, tu suave y delicioso pelo,
vacilo en tu frente y vuelvo a empezar.
Y ahora que siento tus labios
quisiera llegar más lejos
y es así como llego a tu cuello,
tan dulce, tan abandonado, tan mío:
tiene mis labios sellados,
aunque nunca mi nombre.

Sentimiento

Es este sentimiento el que cala cada herida, aún trémula y sensible. Vi partir a un niño en agonía, a una madre compungida y a un cerezo que moría. Vi partir aquellas especulaciones que rodaban en mi mente cuando niña. Y reí. De soberbia, de frío, de muerte, sola reí. No podía llorar: estaba oscuro; no podía gritar: eran las once. Y como nada podía más que reír, vi partir. Algo calaba mis pulmones y me oprimía los huesos, pero no me apuro: siempre es este sentimiento.