No pasa el tiempo; pasa la gente, pasa el día y pasa la noche. Pero no pasa el tiempo.
Somos los mismos día a día, somos los niños, los adolescentes, los padres, los ancianos, los seres, los que son todo y no son nada sino el recuerdo de lo que un día fueron.
Somos la sal y somos la arena. Somos inagotables y nuestro smor es como el fuego que regresa intempestuoso, furtivo del olvido, con fuerza y contra el viento, contra el tiempo que no pasa pero fugaz intenta avanzar.
II
Pasan solas y muy indeseadas, no las vemos, no las sentimos, las dejamos pasar sin desaprovechar cada una de ellas. Son esas horas tan inéditas, tan iguales y tan distintas, rebosan de sueños, mueren de besos, se agota su fuerza y lentas se van.
III
Mis labios buscan besos. Mis besos buscan labios. Mi sol busca tus pasos para volverte a besar. Te quiero contar mis agonías y quizá contagiarte de alegrías, te quiero llevar por dentro, sentir que estamos juntos aunque no lo estemos; quiero conocer lo que hay tras tus ojos y muy dentro de ti... y para eso están los besos. Besos que se integran en tus sueños, tus ganas, tu inspiración y crean más que besos, crean lazos nítidos y vitales, reales, necesarios y bien necesitados. Besos que dan paz.